La palabra ‘velo’, del latín ‘velum’, significa cuidar, velar o proteger a la mujer. Y aunque la tradición de llevar velo en la boda se remonta a la Edad Media, a día de hoy son muchas las novias que deciden ser fiel a la tradición y cubrirse la cabeza con esta tela de tul o seda. Aunque actualmente las connotaciones sean la mayoría de veces meramente estéticas y el color utilizado haya dejado de ser exclusivamente blanco.
La historia del velo de novia
En Occidente, la tradición de que la novia llevase velo en una boda comienza en la Antigua Grecia y se conserva durante la Época Romana. Posteriormente, se extiende hacia Inglaterra entre los siglos IV y VI.
En sus inicios, el velo se utilizaba por superstición. Ya que se creía que en las bodas, las novias estaban desprotegidas y vulnerables ante los malos espíritus y el mal de ojo de las mujeres celosas. Para protegerlas, se les hace llevar una túnica amarilla o roja, los colores de protección, que se colocaba en la cabeza y caía hasta los pies para que estuvieran totalmente cuidadas hasta llegar ante su futuro esposo. Con el mismo propósito, el velo en Occidente pasa a ser blanco para representar la pureza y la virginidad.
Mientras tanto, en las culturas orientales los matrimonios se pactaban por las familias; bien por motivos económicos o políticos. Por lo que en la mayoría de los casos los novios se conocían en el altar. En las religiones de estas culturas, el velo tapaba completamente la cara de la novia con la simbología de someterse a la voluntad de su marido.
A día de hoy, el velo se utiliza en la mayoría de las veces como un complemento más de la novia que ayuda a conseguir un look más elegante y tradicional. Y aunque la estructura del velo es similar, encontramos velos de diferentes longitudes. Así como velos de colores más atrevidos como el rosa, el azul o el verde.
Velo hacia adelante o hacia atrás
Una vez que la novia decide llevar velo como complemento en su boda, se debatirá entre si colocarlo hacia adelante, o hacia atrás. Esta decisión dependerá principalmente del gusto de la mujer.
Cuando la novia decide llevarlo hacia atrás, el velo puede quedar sujeto bajo su peinado, en la base del recogido. Cuando se coloca así, el velo pasa a ser un complemento más del traje, haciéndolo más impresionante en la parte inferior del mismo.
Otra forma de llevarlo hacia atrás es colocarlo sobre el recogido, acompañado de un tocado o la parte trasera de una corona. De esta manera, se consigue un efecto más elegante, con una caída muy bonita sobre los hombros.
La tendencia de las novias veladas
Las novias veladas están de moda (si es que alguna vez han dejado de estado). Y así lo dejan claro los grandes diseñadores y las ‘influencer’ que han apostado esta temporada por entrar con un original velo tapando su rostro.
Las novias veladas son aquellas que deciden entrar en la ceremonia con la cara cubierta con este complemento. Dando un toque de misterio y magia al esperado momento de la entrada de la novia. Para ello, se utilizan velos de dos capas, una que puede ponerse al frente, y la otra hacia atrás.
Aunque la forma en la que se quiera colocar el velo la novia sea algo que dependa totalmente de sus gustos o creencias, lo más habitual es que el velo hacia adelante se reserve a las ceremonias religiosas. En estas, la mujer se mantendrá con el velo cubriendo su rostro desde que sale en coche hacia la Iglesia, hasta que lo retire quien la entregue al novio. O por el contrario, la novia prefiera que sea el futuro esposo el que le retire el velo de la cara cuando ambos se encuentran ya frente al altar.
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