Uno de los acontecimientos que más interés despierta en las bodas es la esperada entrada de la novia. Ese momento en el que los invitados ven por primera vez el vestido de la futura esposa y la música suena al ritmo de sus nerviosos pasos. Pero en este desfile la novia no está sola, ya que a su izquierda, cogido de su brazo, se encontrará el otro gran protagonista del gran momento: el padrino de su boda.
Tradicionalmente, el papel de padrino siempre solía corresponder al padre de la novia, especialmente por la simbología que supone acompañarla en sus últimos pasos como soltera y entregar su mano a su futuro marido. No obstante, hoy en día esta tradición no se sigue tan a raja tabla y a menudo, especialmente cuando las circunstancias así lo requieren, el encargado de hacer de padrino es un familiar muy cercano de la novia o un buen amigo.
Antes de la novia y el padrino, la madrina, que también suele ser la madre del novio, aunque en este caso también puede ser cualquier otra familiar o amiga a la que se guarde especial cariño, acompañará al futuro esposo al altar, donde recibirán a los invitados y esperarán con ansias la entrada de la novia.
Otro modelo de entrada es en el que los novios se encuentran en la entrada del templo y entran en parejas a modo de cortejo. Primero la novia junto al padrino y luego el novio con la madrina. Los pajes, si los hay, siempre pueden ir o delante de la novia o detrás. Todo siempre es cuestión del gusto de los novios.
En el caso de las bodas religiosas tienden a confundirse los papeles de los testigos y los padrinos de boda. Pero lo cierto es que no existe ningún derecho canónigo que exija como necesaria la figura de los padrinos para la consumación del matrimonio. En cambio, los testigos sí que serán imprescindibles, ya que dan dan fe del acto del matrimonio y sus nombres quedan grabados en el registro matrimonial. Por tanto, en un matrimonio religioso el padrino, o la madrina, puede ser cualquier persona con uso de razón, incluso menores de edad como pueden ser los hijos de la pareja.
En la ceremonia religiosa, la colocación mirando al altar será la siguiente: de izquierda a derecha, testigos de la novia, padrino, novia, novio, madrina y testigos del novio. Aunque en otros casos la madrina y la novia se colocan a la izquierda y el novio y el padrino a la derecha.
Una vez consumado el matrimonio, la misión de los padrinos será acompañar a los novios y procurar que no les falta de nada en ningún momento. Además, el padrino debería ser el que proponga un brindis para inaugurar el banquete junto a un bonito discurso. También será este el que baile con la novia una vez los recién casados realicen la apertura del baile.
¿Qué me pongo?
Las madrinas son, después de la novia, las segundas damas protagonistas del gran día. Y justo por esto, se deberá tener siempre especial cuidado con no eclipsar a la novia en uno de los días más importantes de su vida. En cuanto al color, ni el blanco ni el negro son una opción. Mejor optar por colores suaves, empolvados o pastel para las bodas de mañana y ‘colores joya’ (esmeralda, rubí, zafiero, etc.) para las celebraciones que tengan lugar por la tarde/noche.
En el caso del vestido de la madrina, la premisa de que lo sencillo siempre es mejor, se cumple más que nunca, así que es conveniente evitar grandes brillos o colores muy chillones que llamen demasiado la atención. Lo mismo ocurre con las joyas o los complementos.
Aparte de la novia, las madrinas son las únicas que tienen permitido ir siempre de largo, aunque si la boda es de mañana, también puede optar por un vestido a media pierna y una pamela (que solo puede combinarse con trajes cortos). Eso sí, mejor evitar a toda costa los minivestidos y los trajes demasiado ceñidos o con un escote muy pronunciado, ya que no suelen quedar elegantes en el caso de la madrina. También están permitidos los trajes de dos piezas, los vestidos abrigo y los vestidos con chaqueta; siempre dependerá del clima del momento y del gusto de la mujer.
Si se decide por llevar mantilla, hay que tener en cuenta que el color blanco en estas se reserva a las mujeres que no están casadas. No obstante, aunque el protocolo dicte que se debe usar la mantilla negra, la blanca ya está muy implantada. Así que el color de la mantilla también puede elegirse dependiendo de la combinación que se haga con el vestido.
Lo importante es que la madrina vaya cómoda con su vestido y que este se ajuste a su propio estilo.
En el caso de los padrinos, la premisa en cuanto a vestimenta es que luzcan el mismo tipo de indumentaria que el novio, tanto si este elige llevar smoking, como si opta por llevar chaqué (solo apto para bodas de día). En el caso de que el novio, por su cargo o profesión, luzca un uniforme, el padrino tendrá que ir de traje o chaqué. La camisa será blanca, acompañada de unos bonitos gemelos, y la corbata nunca deberá ser del mismo color que la del novio.
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