En teoría, uno de los momentos más esperados por los novios es la noche de bodas. Tras meses de organización, preparativos y agobios -la ilusión casi que aparece al principio y cuando se acerca el día de la boda- esa noche debería ser la guinda del pastel. Pero en ocasiones, más de las que creemos, acaban viviendo escenas de risa. Siete mujeres cuentan en Mi Boda Ideal su “gran” noche de bodas: anécdotas, momentos inimaginables de felicidad y situaciones de lo más vergonzosas.

La historia de Marta y Fran parece de película: “Andábamos un poco justos de dinero, así que reservamos una habitación normal en un hotel. Nada más darnos las llaves en recepción, nos abordó una pareja de alemanes que, al percatarse de mi vestido de novia, nos ofrecieron su suite con todos los detalles, incluyendo el desayuno y servicio de habitaciones”.

Ángeles y Jaime decidieron experimentar: “Cuando dijimos de casarnos, mi marido y yo llevábamos ya diez años juntos. Nos conocemos muy bien, también en lo que se refiere a nuestras preferencias en la cama. Por eso no nos vimos en las dos semanas previas a la boda. Cuando nos reencontramos en el altar fue muy emocionante. Y la noche de bodas, ¡de locos! ¡La separación realmente dio rienda suelta a nuestra noche!”

El experimento de estos recién casados salió bien, pero el de Ana y Carlos es digno de una comedia: “No es fácil mantener la pasión en la vida amorosa cuando conoces a tu pareja desde hace mucho. Quería sorprender a mi marido en nuestra noche de bodas con algo muy especial: un striptease. Pero… todo salió fatal. Me enganché con un tacón en la cortina y la rajé de arriba a abajo. No fue nada sexy, ¡más bien bochornoso!”

Sara y Enrique se llevaron un buen susto en su noche de bodas: “Tengo raíces turcas y celebramos la boda en Estambul. Tras la fiesta, mi marido y yo estábamos hechos polvo y contentos de tener, al fin, tiempo para nosotros. Pero en cuanto nos acostamos, empezaron a temblar las paredes: ¡un terremoto! Tuvimos que dejar el hotel inmediatamente y esperar con el resto de nuestros invitados en la calle… ¡y en ropa interior!”

Otros como Elena y David se toparon con una sorpresa nada agradable: “Mientras nos preparábamos para una pasional noche de bodas, empecé a encontrarme muy mal, con un horrible dolor de tripa. Poco después le pasó lo mismo a él. ¡Teníamos una intoxicación alimentaria! Así que pasamos nuestra noche de bodas corriendo al baño a turnos”.

En un alarde de originalidad Alicia y Diego también sufrieron lo suyo: “Nos casamos en una preciosa finca cerca de un lago y decidimos pasar nuestra noche de bodas al aire libre. Bajo el cielo estrellado, ¡qué romántico! O eso creíamos… Cientos de mosquitos estuvieron picándonos toda la noche.”

¿Quién no tiene amigos con pocas luces? Un par de Isabel y Juan quisieron “colarse” en su noche de bodas: “Uno de sus testigos quería ver nuestra habitación nupcial y se trajo con él a un amigo y su mujer. Cuando descubrieron el champagne y las fresas con chocolate, tomaron asiento y se pusieron cómodos… ¡Hasta las dos de la madrugada! ¡Estaba furiosa! No tuvieron tacto ninguno. Por la mañana tuve una gran discusión con mi marido por culpa de ellos. No fue un buen comienzo de matrimonio.

¿Recuerdas tu noche de bodas? ¿Fue de cuento, un desastre o de risa? Anímate y participa en los comentarios 😉