Copa en mano, todo invitado a una boda quiere desearle lo mejor a los novios. El “¡Vivan los novios!”, o el “¡Hip, hip, hurra!”, sirven para amenizar el banquete y brindar por los recién casados. Pero siempre hay alguien que quiere dedicarle unas palabras especiales al matrimonio, un amigo cercano, el hermano de la novia, el padrino, la madrina,… un discurso que llegue al alma y emocione a todos los presentes.

Normalmente, la persona encargada de ese brindis único, lo hará durante la comida o justo cuando haya finalizado. Algunos optan por la improvisación, otros prefieren traerlo preparado de casa para que cada palabra cobre un significado importante y mostrar con ellas la alegría por la unión de los novios. Si vas a ser la persona que haga el brindis y eliges preparar tu discurso con antelación, la clave reside en organizar tus pensamientos y sentimientos hacia los recién casados. Puedes inspirarte en alguna anécdota de los protagonistas, en otra tuya junto al que tengas más apego, añadir una cita conocida, una canción, hacerles un cuento… Cuando tengas la idea clara, elabora tu discurso para el brindis sobre el papel. Lo siguiente será practicarlo varias veces, así tendrás más seguridad y confianza a la hora de decir esas palabras en público.

Si son varias las personas que realizan un brindis, el turno se establecerá según la relación que exista con los novios. Por protocolo, el primer brindis sería por parte del padrino de la boda, después los padres, los novios, parientes y amigos de la familia. Tras todo el círculo más cercano, iría también quien desee decir otro discurso.

Sea como fuere, cuando llegue tu momento te tocará ponerte de pie, presentarte a los invitados -para que presten atención- diciendo cuál es tu parentesco o relación con los novios y, con la copa en la mano, dirás las palabras que has preparado con cariño. Es importante que el discurso no sea demasiado largo, hablar con naturalidad y tranquilamente. Puedes terminar el brindis con un mensaje positivo para esa vida en común que van a comenzar los novios en el matrimonio. En ese momento en el que todos están con las lágrimas saltadas, acércate a la mesa de la pareja y felicítales.

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